El que por gentil casi perdió un dedo
El caso de Rolando Ramírez:
09 de julio de 2002
El caso de Rolando Ramírez:
La caballerosidad no es siempre bien recompensada y, para don Rolando Ramírez, tuvo desagradables consecuencias. Un día sábado su esposa se encontraba cocinando y él, con el ánimo de ayudarle, le ofreció amablemente abrir un tarro de conservas Robinson Crusoe, pensando en que es un procedimiento que puede resultar peligroso y para el que se necesita algo de fuerza."El tarro tiene una tapa que trae un tirador para abrirla de uno o dos golpes. La lata del entorno es muy dura y muy débil el tirador, el se desprendió violentamente al accionarlo con la mano derecha, cortándome seriamente la mano izquierda entre el pulgar y el índice". Después de un rato, el accidentado consumidor se percató de que la herida era profunda y que requería de cuidados especializados. La atención de urgencia en la Clínica Alemana le costó $82.000, además de diez días impedido de utilizar su mano izquierda. Don Rolando creía que el accidente se debió a una mala tecnología utilizada en el envase del producto, por lo que recurrió al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) pensando que quizás nada iba a lograr, pero que tampoco perdía nada con probar. A través de este Servicio, la empresa Robinson Crusoe respondió favorablemente al reclamo del señor Ramírez, ofreciéndole el reembolso de los gastos médicos. También la empresa modificó el diseño de las tapas de sus envasados, por una más seguras y fáciles de abrir.