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Cuidar el bosque es tarea de los consumidores

El último censo indica que prácticamente el 50% de los hogares de Rancagua al sur consumen leña (cifra que aumenta a casi el 90% entre Temuco y  Coyhaique), con lo que resulta evidente que el bosque nativo está en pelig

25 de mayo de 2006

El último censo indica que prácticamente el 50% de los hogares de Rancagua al sur consumen leña (cifra que aumenta a casi el 90% entre Temuco y Coyhaique), con lo que resulta evidente que el bosque nativo está en pelig

{foto1}El ulmo es uno de los árboles nativos más hermosos de Chile. Cada año su follaje se cubre de flores blancas que sirven de alimento a las abejas, siendo parte esencial de la actividad apícola sureña.

El ulmo, sin embargo, está amenazado por los mismos que se deleitan con la miel que provee, ya que su reconocida capacidad calorífica lo hacen el favorito de quienes usan la leña como combustible.

Ello, porque, en promedio, la leña que se utiliza en la Décima Región proviene en un 97% de especies nativas, de las cuales el 40% corresponde a ulmo.

Si este dato se analiza a la luz del último censo que indica que prácticamente el 50% de los hogares de Rancagua al sur consumen leña (cifra que aumenta a casi el 90% entre Temuco y Coyhaique), resulta evidente que el bosque nativo está en peligro, más aun porque la mayor parte de esa leña proviene de campos sin plan de manejo. A modo de ejemplo, basta señalar que el 70% de la leña que se comercializa proviene del mercado informal.

Esta realidad, sumada a la contaminación ambiental que genera el uso de leña húmeda, son los factores que impulsaron hace algunos años a la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, AIFBN, a promover un proyecto denominado Sistema de Certificación para el Uso Sustentable de la Leña.

Actualmente, el proyecto liderado por la AIFNB cuenta con el respaldo de diversas organizaciones estatales y privadas, entre las cuales se encuentra SERNAC Décima Región.

Certificación voluntaria

La discusión técnica sobre este tema tiene ya casi una década, pese a lo cual aun falta camino por recorrer. No obstante, el trabajo persistente de organismos como la AIFBN, CONAF y CONAMA ya ha logrado dar sus primeros frutos.

Es así como se logró dictar una norma oficial voluntaria sobre la leña, a la que sólo le falta la promulgación del correspondiente reglamento para adoptar el carácter de obligatoria. Esta norma establece, grosso modo, las características que debe tener la leña para un consumo apropiado, pues indica, por ejemplo, que la humedad de la madera no puede superar el 25% y que el diámetro no debe ser mayor que 16 cm.

De cumplirse estos requisitos, los usuarios de leña no tendrían el típico problema de exceso de contaminación y reducirían el volumen consumido, pues el poder calorífico aumenta y las estufas y cocinas de combustión lenta logran funcionar a su real capacidad.

En dicha norma se indican también algunos de los requisitos que debe cumplir la leña para ser comercializada, lo que otorga un marco para quienes se integran a este proyecto como oferentes del producto.

Quienes primero se unieron voluntariamente a esta propuesta, son los productores valdivianos Luis Clasing y Herbert Siebert, quienes aceptaron cumplir con los requisitos exigidos para obtener el sello de certificación.

Clasing (dueño del predio Buenaventura, ubicado en el camino a Huellelhue) es un proveedor mayorista y como tal busca distanciarse de quienes trabajan la leña al margen de la ley. Con un volumen de producción de mil metros cúbicos por temporada, su aporte al éxito del proyecto resulta sustancial, si bien afirma que la viabilidad de este programa certificador dependerá en gran medida de la actitud que adopten los consumidores. "Es importante educar a la población- señala-, pues la leña es un combustible limpio y renovable, siempre y cuando se cumplan los requisitos exigidos por la norma, como, por ejemplo, no utilizar leña mojada y exigir el apropiado plan de manejo".

Del mismo modo, Siebert (propietario de los fundos Miraflores en Lanco y Dollinco en Mariquina) considera que este proyecto sólo será viable en la medida que exista un plan piloto con un puesto de distribución para acostumbrar a los consumidores, quienes deben comenzar a exigir los documentos que comprueben el origen y estado de la leña.

Para ver qué pasa con el consumidor final, pinche aquí.

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