Efectivamente, llegar y llevar

El caso de don René Yévenes:

Resulta inusitado que al decidir realizar una compra descubramos que un misterioso fantasma ha dispuesto de nuestra tarjeta de crédito y que ya no manejamos nuestra propia cuenta. Así le sucedió al señor René Yévenes de la comuna de Pudahuel, de Santiago. "Me dirigí a la tienda de La Polar de calle Monjitas para comprar un colchón, una batería de cocina y una cocina. Después de unos días, cuando quise cambiar la cocina por una lavadora, me dijeron que en ese momento no podía hacerlo porque no me alcanzaba el cupo. Eso me extrañó porque antes de realizar esa adquisición mi cupo era de 300 mil pesos. Tuve que llevar mis liquidaciones de sueldo para aumentarlo y así efectuar el cambio de producto. Lo curioso fue cuando el vendedor revisó mi situación en el computador y vió que registraba la compra de un refrigerador, que yo no había realizado". La compra se había efectuado el 31 de enero. Don René no había perdido su tarjeta y tenía pruebas de que él no había hecho la compra, ya que su horario de trabajo era de ocho de la mañana a ocho de la noche. Siguiendo los pasos de Sherlock Holmes, el señor Yévenes se dirigió a la tienda para investigar qué había pasado. No había pruebas, no se había exigido al comprador la documentación necesaria ni tampoco don René logró que le mostraran una boleta ni una factura acreditando la compra, tampoco había una guía de despacho firmada, a pesar de que se le aseguró que el refrigerador había sido enviado a domicilio el mismo día que se realizó la venta. La identidad del comprador era un misterio. Durante más de dos meses recibió las llamadas de Comercial Siglo XXI, en representación de La Polar, cobrándole esta compra, que él se negaba a pagar. Estos llamados terminaron por molestar a su jefe. En un intento por encontrar una salida a esta absurda y angustiante situación, decidió presentar un reclamo ante el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC). Así logró que La Polar hiciera las gestiones para que lo borraran de Dicom y luego, en mayo recién pasado, le regularizaron su cuenta en esa casa comercial. Los representantes de la empresa le aseguraron que tomarían las medidas correspondientes contra el vendedor que había realizado la venta por su irresponsabilidad al obviar las formalidades del trámite. Al parecer, las sanciones contra el único responsable identificado, nunca se llevaron a cabo, porque don René lo ha divisado en la tienda hasta hace poco tiempo atrás, mientras el culpable directo logró escabullirse victorioso -quizás por la eficiencia de sus cómplices- para disfrutar el privilegio de un refrigerador nuevo y gratis.